31 May, 2018

Crítica: Richard Marx en el teatro Opera Orbis - 24 de Mayo 2018

Talento. Carisma. Profesionalismo. Creatividad. Simpatía. Entrega.

No leí en la semana ninguna crítica del recital de Richard Marx en el teatro Opera Orbis de Buenos Aires el pasado 24 de Mayo, por eso me puse a escribir estas líneas hoy, ya que no puedo dejar de pensar que ninguna de las palabras de la primer oración podría quedar afuera si alguien hubiera querido plasmar lo que pasó allí esa noche arriba del escenario.

En sus 31 años de trayectoria fue apenas la segunda presentación del músico nacido en Chicago hace 53 años en Argentina, y la primera en Buenos Aires. La noche anterior había pisado un escenario Argentino por primera vez, en Rosario.

El concierto comenzó puntual con el teatro lleno aguardando la salida del cantante quien arrancó la velada con un video a modo de introducción, mostrando algunos de los grandes hitos de su exitosa y extensa carrera, repasando en pocos minutos sus comienzos, sus álbumes más populares, sus premios, su carrera como compositor y productor y la admiración de muchos colegas de gran trayectoria que adoran tocar con él o simplemente admiran su música.

Salió a escena secundado por tres muy buenos músicos y largó “Endless summer nights” de entrada nomás, como para sacudir al público y comenzando a mostrar que su voz estaba impecable. De inmediato lanzó la primera catarata de hits: “Don´t mean nothing”, “Satisfied”, “The way she loves me” hasta que recién al quinto tema llegó “Suddenly”, para dar un respiro al público que cantaba y coreaba hasta los solos de guitarra y gritaba “Ole, olé, olé, Richard, Richard” entre tema y tema, arrancándoles sonrisas y gestos de incredulidad ante tanta efusividad, casi de timidez.

Del próximo tema solo atinó a decir: “…éste es acerca de una chica…” y si bien casi todos sus temas son acerca de alguna chica, todos sabíamos que el que se venía no era de una chica cualquiera, sino de aquella chica muerta en el río que protagonizara una de sus canciones más intrincadas y misteriosas, que nunca se supo quién fue el culpable y él insiste en negarse a revelarlo. Sin más que decir lanzó “Hazard” y todos escuchamos como queriendo prestar especial atención, como si en la música en vivo pudiéramos pescar alguna pista que en estos 20 años no habíamos encontrado.

Al terminar el tema, con el crimen todavía impune, la banda salió del escenario dejándolo solo, con sus guitarras, frente al micrófono y haciéndonos sentir que estaba tocando en nuestro living la segunda catarata de hits, esta vez acústicos, que comenzaba con “Keep coming back” y entre tanta intimidad pudo atender el pedido de una fan para que tocara un tema que, según dijo con mucha simpatía, hacía tanto que no lo tocaba que solo se acordaba una parte, y rasgando la guitarra comenzó el hermoso “Until I find you again”, haciendo incluso subir a la dichosa fan para una selfie y arrancando aplausos por la salida de programa y su demostración sincera de afecto.

La creatividad que lo mueve hizo que regrabara el próximo tema con sus hijos, quienes, desde la pantalla gigante del escenario, lo acompañaron al ritmo de “When you loved me” y luego, casi en clímax total, desenchufó la guitarra de un tirón y cantó sin amplificación “This I promise you”, un lento de aquellos que escribió para NSYNC y que le dió muchas alegrías como productor.

Luego de un respiro de apenas segundos, disparó directo al corazón con “Hold on to the nights” y “Now and forever”. Entre las butacas el murmullo era que su voz parecía aún mejor que en las grabaciones originales. El carisma único y la voz intacta a esta altura de la noche parecían que nos iban llevando de a poco al final del show del cual nadie se quería ir, incluso el artista. Largó quizás el tema más desconocido “Just go” y lo empalmó con el super hit “Should´ve known better” para irse ahora sí a una merecida pausa antes de los bises.

Todos hubiéramos entendido si tardaba un rato en volver porque la entrega hasta aquí había sido total, sin embargo, tardó apenas tres minutos en retornar a escena con su sonrisa imborrable, comenzando los bises con el tema que le escribió a su actual esposa, la bella modelo Daisy Fuentes, quien estaba a un costado del escenario entre bambalinas, “Eyes on me”, seguido de “Angelia” y antes del final interpretó “Take this heart”, que fue justamente lo que entregó toda la noche: su corazón.

Todos nos llevábamos de souvenir para siempre su performance hasta que por último disparó como un francotirador certero al corazón y a la fibra más íntima de la memoria de cada uno de los espectadores, cuando sentado al teclado deslizó sus dedos para tocar “Right here waiting for you”.
Este tema inoxidable, que escuchamos miles de veces en cientos de lugares suena de una forma muy especial cuando el teatro hace silencio infinito y es el mismísimo Richard Marx quien se sienta a tocarlo a metros de uno, terminando así una noche impecable donde demostró talento superlativo, carisma y pinta envidiables, gran profesionalismo, tenacidad para mantener el éxito y creatividad para darnos una noche histórica a aquellos fans que lo habíamos estado esperando siempre “justo aquí”, durante tantos años.

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