09 May, 2019


Un guerrero no detiene jamás su marcha... 

Veinte años es un montón de tiempo, una pila de años para algunos y para otros, nada. 
Veinte años que para describirlos me imaginé un libro. Los hay de no ficción, novelas, fantasía, drama, romance, aventuras y viajes. Están los libros kilométricos, las poesías,
los cuentos cortos, libros que nunca leeremos y otros que quisiéramos leer y aún no pudimos. 
Los libros divididos en capítulos, con muchos personajes, algunos entran y salen de la trama,
otros salen para no volver y unos pocos que siguen hasta el final del relato. 
Los hay con finales abiertos, capítulos que dejan temas pendientes que el narrador no retomará, páginas y páginas dadas vueltas sin retorno, fatales, tachaduras y relecturas indispensables.

Libros increíbles, fantásticos, imborrables que nos permiten elegir nuestra propia aventura o simplemente escoger entre la píldora azul, que nos permita olvidar lo sucedido y permanecer en la realidad virtual de la Matrix o la roja que nos lo libere de ella y nos conduzca al mundo real.
Una vez escuché que la oportunidad de la vida debe ser aprovechada dentro de la vida de dicha oportunidad, saber (poder) elegir a tiempo.

Todo esto es un capricho para transpolar mis veinte años en Orange como ese libro que representa un gran tramo de mi vida, mi autobiografía. Oportunidades, aprendizaje, amistades, viajes, trabajar en lo que a uno le gusta o aprendió a querer, entregar tantas horas de uno intentando como el malabarista de mantener todos los platillos girando en los palitos todo el tiempo, aún tener planes e inquietudes y rabietas miles.

No olvido (no podría) a los que confiaron en mí, desde jefes, colegas y mis padres,
hermanos, amigos. Todo imposible sin aquel primer aliento y apoyo de mis viejos dejándome
volar a lo desconocido, sin Pato a mi lado, mis hijas, mis hermanos y mis amigos que
rompieron las distancias y estaban cerca.


Por momentos parecíamos estar en la Matrix y en otros deliberadamente decidíamos volver a la realidad. Lo mejor es haber podido elegir cuando hacerlo, cambiar cuando tocaba un techo, “buscar un queso nuevo cuando el viejo empieza a oler rancio”…Nico me regaló el libro “Quien se llevó mi queso” el día que partía por primera vez, esa frase y otras quedaron en mí grabadas a fuego. El libro lo leí entre lágrimas en pleno vuelo. Un libro dentro de un libro, como la película “Cuentos dentro de cuentos”…así fue este viaje hasta acá y espero lo siga siendo por otro rato, guiado por las estrellas que siempre brillan más en el oscuro cielo.

Dándoles “gracias totales” a muchos, Dale Gracias….de Spinetta Jade dice así…


Abre tus viejas cosas
Junta tu maquillaje
Si alguien se acerca
Cierra los ojos, siéntate
Dale gracias por estar
Dale gracias por estar cerca de ti
Sobre los viejos muebles
Prende otro cigarrillo
Esta poesía viene a buscarte y además
Dale gracias por estar
Dale gracias por estar cerca de ti
Este ensueño es un silbido más en el viento
Y un guerrero no detiene jamás su marcha
Puedes hallar la jungla
Entre estos edificios
Puedes rentarla o bien destruirla y además
Dale gracias por estar
Por crecer y engendrar
Cerca del bien que gozaste y además
Dale gracias al ángel
Por crecer y por luchar
Cerca del bien que gozaste y además
Dale gracias al ángel
Dale gracias por estar cerca de ti
Es inútil que pretendas brillar con tu historia personal
Recuerda que un guerrero no detiene jamás su marcha