11 August, 2010

Que muera la muerte!

Eutanasia. La palabra deriva del griego: eu (‘bueno’) y thanatos (‘muerte’), si es que hubiera algo bueno acerca de la maldita muerte. Quienes defienden la eutanasia sostienen que la finalidad del acto es evitarle sufrimientos insoportables o la prolongación artificial de la vida a un enfermo. También sus defensores sostienen que para que la eutanasia sea considerada como tal, el enfermo ha de padecer, necesariamente, una enfermedad terminal o incurable, y en segundo lugar, el personal sanitario ha de contar expresamente con el consentimiento del enfermo. En este caso, si los perros hablaran estoy seguro que Candela pediria que la ayuden a dejar de sufrir lo antes posible y agradeceria por la hermosa vida que hasta aqui le ha dado su familia.

Candela es la Setter Irlandesa de Pato y Angelica que en estos meses se convirtio tambien en la perra de Martina y Camila y que a sus 12 años perrunos (unos 90 años humanos) empezo a acusar enfermedades y complicaciones tipicas de su edad y que lamentablemente son incurables. La veterinaria determino que hay que sacrificarla para evitarle mayores sufrimientos ya que solo empeorara en lo poco que le reste de vida.

Esta raza se caracteriza por su astucia, inteligencia, energia, afectuosidad y lealtad, las cuales Candela demostro con grandeza a lo largo de su larga vida. El Setter Irlandes es, sobre todo, un animal cariñoso y a pesar que su baba me molestaba bastante, siempre le tuve un gran respeto desde aquel dia que la fuimos a buscar al criadero y era apenas una cachorrita que llego a la casa a llenar el espacio vacio que habia dejado su antecesora, Reina. Sino la reina, Candela es mas bien la guardiana fiel de la casa, en alerta permanente desde su bunker debajo de la escalera o al tibio refugio del termotanque en el lavadero. Es imposible pasar por el patio inadvertido sin que ella venga a saludar y a querer jugar, alcanzandonos alguna pata de pollo de plastico u otro juguete canino. Sabe de memoria su rutina y su momento favorito es cuando sale a la calle, siempre puntual, de la correa con Angelica. Es en esos momentos donde pasea con orgullo su pelaje caoba enrulado por las veredas de los vecinos como diciendo aca estoy yo, mirenme todos.

No soy amante de los perros pero Candela es un poco mia tambien, a nuestro modo nos llevamos bien y nos mediamos cada vez que nos cruzabamos en el patio como dos espadachines donde ella buscaba darme la estocada de su frio hocico y con su baba en mi ropa marcar asi su victoria. Casi siempre ganaba ella.
Tener que decidir sobre la vida de otro es un poder que algunos solo le atribuyen a Dios, en estos casos yo creo que Dios tambien estaria de acuerdo en no prolongar el sufrimiento innecesario que de todas maneras llevara al inevitable desenlace. Es por algo que todos los perros van al cielo. Mas tarde o mas temprano, Candela estara alli para compartir anecdotas perrunas con Reina y juntas seguiran cuidando a su familia desde arriba. Tuvo una buena vida, que tenga tambien una buena muerte, ella se lo merece.

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